Sobre atrofiarse
“Voy a empezar a escribir de nuevo” -pensé- y en el ínter se me atravesaron mil días, el marido, un embarazo múltiple, tres millones de miedos, la cesárea, dos cuates, 10 kilos de más, cientos de horas sin dormir y una desidia pegajosa como chicle en el pelo que nomás no me podía arrancar. Tuvo que llegar una maldita pandemia a medio empezar a disolverla y una psicoanalista aguerrida como la fregada a quitarme a tijeretazos lo que restaba de ella.
Se fue toda la apatía, creo, pero temo que volverá. Así que ahorita aprovechemos su ausencia para tratar de recuperar lo perdido, que en mi caso son las letras, o más bien las palabras.
Quisiera empezar confesándoles mi problema, que es que nunca creí que fuera cierto eso de que el embarazo hacía tontas a las mujeres, me parecía hasta ofensivo oír decir que el cerebro de la mujer se desconchinflaba, que una no solo se volvía gorda, también se hacía olvidadiza, despistada, torpe, descuidada, y le podría seguir con ejemplos pero por más que busco se me escapan.
Lo creo ahora. El embarazo me dejó medio tarada. A mi, que de trucha me jactaba. Y de nada sirve el mísero consuelo “Todo vuelve a su lugar” por que es una mentira podrida, ni a una torombola como yo pueden engañar, ya nada es igual jamás, ni el alma, ni el cuerpo, menos la mente.
Ha pasado casi un año y puedo asegurarles que lo único que ha regresado a mi es el pensamiento de que lo zopenca no se me ha quitado. Así que he decidido aceptarme y adaptarme a mi nuevo nivel intelectual, me he vuelto una mujer más simple, más sencilla, menos compleja, una no tan elocuente, ni tan clara, ni tan expresiva, ni tan capaz, una que cambia pañales a diestra y siniestra con los ojos cerrados pero no recuerda donde dejó el celular porque lo trae en la mano. Estoy bien con eso, ya que en este transcurso me he convertido también en madre, una buena -creo- y muy práctica, que trae cansadas hasta las pestañas, que produce suficiente amor y paciencia para dos bebés y lo reparte equitativamente, que duerme muy poco y casi siempre a dos niños de distancia del hombre que ama pero aún así encuentra las energías para adorarlo a el también de diferentes maneras, una que sigue creyendo que el objetivo de la vida es carcajearse y disfrutar, que sigue atrapando a la felicidad a cada instante del día aunque le corra despavorida, que después de 35 años por fin aprendió a hacer café por pura supervivencia y le sale malísimo, que hoy más que nunca siente con intensidad que tiene todo lo que puede desear y que está tratando con todo el esfuerzo de la única neurona que le quedó, de volver a ser ella al teclado, con la única finalidad de escribir para recordar lo que no confía que su cerebro pueda almacenar y si ustedes deciden volver a leerme, les aclaro lo siguiente:
Esta soy yo ahora, con las manos siempre ocupadas pero llenas, con pocas conexiones neuronales pero mucho amor y con unas ganas locas de tumbarme el óxido y contarles de todo mientras juegan los niños. Deséenme suerte.
Qué bonito escribes!! Una mamá muy identificada ������♀️
ResponderEliminarMe encanta que hayas vuelto a deleitarnos con tus siempre amenos escritos. No me pierdo Publicación de tus cuates hermosos en Instagram. Que Dios te conserve esa felicidad. Besos a tu mamá y a tu abuela. Soy tu tía Lidia Félix Della Rocca
ResponderEliminarFelicidades hermosa. Tus cuates están divinos. Besos a tu mamá y a tu abuela.
ResponderEliminarSra, no deje de escribir, mientras juegan los niños.
ResponderEliminarMe encantó, espero el siguiente mientras juegan los niños
ResponderEliminarÚltimamente había estado pensando mucho en si era prudente preguntarte si pensabas volver a escribir o publicar tus columnas anteriores, gracias por retomar algo que es parte de tu esencia y con ello alegrar mis días. ÉXITO SEGURO.
ResponderEliminarAaayyyyy me encanta todo lo que escriba con una, dos o mil neuronas... Somos mágicas e inigualables ... Madres!!! En hora buena... Mucho éxito mientras y durante juegan los no niños!!!
ResponderEliminarEres y siempre serás un crack, la esencia nunca se pierde, cambia, se transforma, pero sigue siendo la misma. Tú déjate llevar mientras juegan los niños. Ya el mero acto de escribir es una victoria ganada al miedo y la desidia. Besos mi Bea
ResponderEliminarQue chilo que estas de vuelta, sabe que soy Fan, me encanta su manera de escribir. Un cordial saludo y de nuevo, que bueno que esta volvió.
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